¿Cómo se vence la tristeza?
#respuesta - Lucila Satti
Me encantaría decir que la tristeza no se vence, que
no hay que luchar contra ella, que la pena, la aflicción, la pesadumbre, la
melancolía, la infelicidad, el pesar, el desaliento, el desánimo, la desgracia,
el desconsuelo y la depresión no son sinónimos. Que el diccionario se equivoca
al definirla como un sentimiento de dolor anímico producido por un suceso
desfavorable que suele manifestarse con un estado de ánimo pesimista con
tendencia al llanto y a la insatisfacción. Que no es una de las seis emociones
básicas del ser humano. Me encantaría no tomarla como una opositora, no mirarla
de reojo, no cambiar de asiento cuando se acerca. Y sin embargo me encanta
interpelarla, polemizar, pelearme con ella, decirle que ha perdido
credibilidad, que en las próximas elecciones no llegará ni a candidata, que no,
que no es la madre de todos los enojos y de todas las excusas. Me encantaría
enseñarle a sacarse selfies, a caminar erguida, a casarse, a cocinar, a tener
hijos, a comprar autos, a pagar cuotas colegios zapatos perfiles pasajes
mascotas dispositivos móviles e inmóviles. Me encantaría enseñarle a criticar,
a debatir, a transpirar cinismo, a sonreír de costado, a enarbolarse con la
bandera de la razón y de los derechos perdidos o conquistados. Me encantaría enseñarle a deletrear la
palabra lucha, resistencia, movilización. Me encantaría explicarle el PBI,
enrostrarle al detalle los motivos por los cuales la deuda externa y la deuda
interna se relacionan y se entrecruzan y hacen el amor. Persuadirla de que el dólar
no es dólar, de que el bitcoin no es bitcoin, de que el pobre, de que el rico,
de que el poder adquisitivo, la inflación, la recesión, la deflación y los
porcentajes. Me encantaría decirle que sí, que es bienvenida, que le hago el
aguante, que estoy dispuesta a escucharla en silencio, que estoy preparada para
escuchar lo que tenga para decirme, que me hago cargo. Pero enseguida me
encantaría decirle que no, que no está detrás de todo, que no es omnipresente.
-Y sin embargo lo es
–dice una voz cuyo rostro no alcanzo a identificar-. Está detrás de la selfie,
detrás de la sonrisa perfecta y en suspenso, detrás del PBI, detrás de la
marcha, de la cuota, del vestido, del colegio, de la lucha, del reclamo, de la
queja, de la risa, del móvil, del auto, la casa, el hijo y la farmacia.
Es de noche, estoy a
oscuras, me revuelvo sobre el sillón, me levanto, camino unos pasos, tomo una
tijera del escritorio, enciendo la luz del velador y veo las facciones de esa
voz. No digo nada, no puedo hacerlo.
-La tristeza es para
los valientes –completa la voz cuyo rostro reconozco aunque prefiero no
identificar.
Las tristeza, amigos,
la tristeza no se mata. La tristeza se transita.
Mini bio - Lucila Satti: Lucila Satti nació en 1974 en Buenos Aires, Argentina.
Estudió periodismo, fotografía y cine. Publicó sus primeros cuentos en la
antología "El mundo al revés" (2001) y más tarde en "Estación
Lector" (2005). En 2006 publicó su primera novela "El velatorio de
las certezas", luego "El Síndrome Elmer" (2009).
"Versus" es su tercera novela.
Directora y editora de la sección.
Lorena Mangieri. Es poeta y escritora. Varios de sus textos y pensamientos están volcados en su blog Juntando Hormigas. Participa activamente en cursos de escritura creativa y talleres de lectura. Ha participado con sus textos en varios eventos artísticos en la Ciudad de Buenos Aires. En el año 2004 se recibió de profesora de Filosofía. Es correctora internacional de textos en Lengua Española y en la actualidad trabaja en varios proyectos editoriales. loremangi@gmail.com
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