"Definir el límite de una sexualidad “normal” es imposible."
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Puede
que en principio nos hayamos acercado a “Nymphomaniac” por lo mismo que nos
genera enterarnos que existe una película que se llama “The human centipede”.
Estoy
segura de que la mayoría habrá escuchado sobre esta película, que se estrenó en
2013 en dos volúmenes y que causó bastante revuelo.
En general,
las críticas - no de los críticos de cine, sino de personas que ya seguían a
Lars Von Trier, el director - fueron más bien negativas.
Por
el contrario, dos mujeres (nosotras) nos sentimos conmovidas. ¿Qué nos
conmovió?
Argumento
La película narra la historia de vida de una mujer
que se define a sí misma como “ninfómana” Y no se priva de mostrarnos detalles
sobre cómo ella, Joe, transita situaciones derivadas de su necesidad extrema de
sexo.
Su presentación en dos volúmenes estrenados por
separado, pero que funcionan como una unidad, se debe a razones comerciales y a
los cortes que se debieron hacer para adaptarla a las condiciones del país en
el cual se iba estrenando. Vale aclarar que se muestran desnudos femeninos y
masculinos y hay escenas explícitas de sexo.
De acuerdo a ese estilo, nuestra idea fue la de
separar en dos volúmenes el análisis, ya que la extensión de la cinta lo
necesitaba y, por otra parte, nos pareció que valía la pena. No olvidemos que
la película es realmente fuerte y trata temas, no sólo sexuales, que tocan distintas sensibilidades.
Mientras en el primer volumen, podemos ver su
“ascenso”, la vivencia inocente y despreocupada de su sexualidad, su apatía
frente al dolor y su supuesta “aceptación”, en el segundo - que corresponderá a
la segunda parte de análisis - ya nos encontramos con una Joe oscura, en búsqueda
y contacto con el dolor. De hecho, el mismo personaje está interpretado por dos
actrices: La Joe joven (vol 1) es la actriz inglesa Stacy Martin; la Joe adulta
(vol 2), la francesa Charlotte Gainsbourg
Análisis
La acción comienza cuando un hombre grande,
Seligman (el actor sueco Stellan Skarsgard), la encuentra herida en
un callejón y la lleva a su casa. Allí, ella le confiesa que es una mala
persona, define su condición de “ninfómana” y decide contarle su vida para
probar la sentencia que dicta sobre sí misma.
La
“ninfomanía” (o “furor uterino”) y la “Satiriasis” en el hombre son formas de “Hipersexualidad”.
Los especialistas no se ponen de acuerdo sobre si son enfermedades o no. Hay
sólo dos puntos en los que concuerdan: definir el límite de una sexualidad “normal”
es imposible, ya que el deseo varía de una persona a otra; y que, entonces,
“ninfómana” o “sátiro” serán aquellos que no puedan llevar adelante desempeños
sociales debido a su fuerte sexualidad.
La
película es muy clara en ese punto: Joe se siente excluida, cree que padece una
enfermedad, por lo cual camina directo
hacia la exclusión, como un exponente de la famosa profecía autocumplida. Y
aunque parece hacerse cargo de su “condición”, sobre todo en su juventud, no lo
hace, ¡al contrario!: más que un ser adicto al sexo, se deja entrever en su
decisión de vida que le es cómodo vivir como un sexo que necesita un cuerpo
para expresarse.
Resulta
paradójico que exista un sentimiento enorme de culpa en ella, que espera
dormido hasta que ella llega a la adultez.
De
hecho, estas irregularidades en el deseo que dan lugar a la hipersexualidad se
presentan en aquellos que se reprimen más fuertemente (tercer punto en el que
coinciden los especialistas). ¿Y por qué esta represión? Justamente debido a la
culpa, sentimiento marcado por la cultura Occidental que muchas veces no se
hace explícito, sino que sigue transitando y transmitiéndose en secreto, como
una especie de carga genética.
Si
bien la combinación deseo-culpa-hipersexualidad se aplica a los dos sexos,
desde el lado de la mujer llama más la atención, despierta un morbo más grande:
en nuestros días no es una gran hazaña hablar sobre el papel que le ha tocado a
la mujer en la sociedad. Mucho habría para decir, pero vayamos hacia una
dirección: en parte nos sentimos conmovidas y tocadas por esta película porque
nos recuerda que la sexualidad femenina siempre ha pagado más caro el precio
por la culpa que la sexualidad masculina. Joe explota en nombre de todas las
mujeres, en un movimiento extremo que dará por resultado experiencias intensas,
pero simboliza, a su vez, el enojo por el castigo a la expresión de nuestra
propia sexualidad.
Nos
queda preguntarnos diferentes cuestiones: ¿no es posible que esta “condición”
se conecte más con la emocionalidad de la protagonista que con su sexualidad?
Existe
una escena fuerte en la cual al morir su padre - persona que Joe ama y por la
cual presenta admiración- ella se
lubrica. Es interesante que ella misma haya juzgado esa situación para demostrar que es la peor clase de
ser humano y, sin embargo, no parece ser otra cosa más que la manifestación
de un sentimiento. Es a través del sexo la manera en la cual se ha habituado a
demostrar sus sensaciones. La conmoción suele ir acompañada de una
manifestación física, y la de nuestra protagonista parece ser siempre una
respuesta sexual. Casi se percibe cierta inocencia en este tipo de cosas.
Este
primer volumen de su historia cierra una etapa en la vida de Joe: ahora llega
otra. La vemos víctima de un enorme “padecimiento” según su vivencia, porque se
ha enamorado. Se vuelve incapaz de satisfacer su deseo, como si la integración
del amor en su vida diera como resultado la desintegración de su sexualidad. El
amor y la maternidad se le presentan como experiencias con las cuales no puede
conectarse. Y nos permite avanzar a la segunda parte debido a la transición del
personaje.
Con
inocencia y picardía, le dice por primera, entre sonrisas, a su pareja, al que
será su “gran amor”: “Llena todos mis agujeros”. Porque aún es gracioso sentir
esa confusión, la confusión que genera ese vacío espiritual o emocional. Este
vacío. El que todos conocemos.
Entre
las diferentes cosas que nos dejó pensando este primer volumen, existe una que
llama a sincerarnos: ¿desde qué lugar cada uno de nosotros llega a esta
película? ¿Es nuestro deseo muy diferente al de Joe?
Sol Moreiro.
Es una reconocida coolhunter de tendencias sobre urbanart, fotografía arte y moda para el Museum of Modern Art of New York, MoMA. Participa en el diseño y coordinación de muestras de arte en diferentes galerías de Argentina. Su licenciatura en arte la sitúa como un persona a quien consultan coleccionistas y marchantes de Argentina. También ejerce como diseñadora de moda para marcas de indumentaria.
info@pensamientosliterarios.com
Lorena Mangieri.
Es poeta y escritora. Varios de sus textos y pensamientos están volcados en su blog Juntando Hormigas. Participa activamente en cursos de escritura creativa y talleres de lectura. Ha participado con sus textos en varios eventos artísticos en la Ciudad de Buenos Aires. En el año 2004 se recibió de profesora de Filosofía. Es correctora internacional de textos en Lengua Española y en la actualidad trabaja en varios proyectos editoriales.
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