no por zonas de luz o sombra...
Si me quieres, quiéreme negra
y blanca, Y gris, verde, y rubia,
y morena...
Quiéreme día,
quiéreme noche...
¡Y madrugada en la ventana abierta!...
Si me quieres, no me recortes:
¡Quiéreme toda... O no me quieras!
Si me quieres, quiéreme negra
y blanca, Y gris, verde, y rubia,
y morena...
Quiéreme día,
quiéreme noche...
¡Y madrugada en la ventana abierta!...
Si me quieres, no me recortes:
¡Quiéreme toda... O no me quieras!
Dulce María Loynaz.
Es una de las principales figuras de la lírica cubana y universal. Mereció el premio Miguel de Cervantes en 1992. En el linaje de la Loynaz se entrecruzan importantes personalidades cubanas y universales, su propio padre, Enrique Loynaz del Castillo, poeta y General del Ejército Mambí, Ignacio Agramonte y Loynaz, la destacada poetisa Gertrudis Gómez de Avellaneda y Martín de la Ascensión, uno de los 26 mártires de Japón al que le dedicara un extenso poema en prosa. Publicó sus primeros poemas en La Nación 1920, año en que también visitó a los Estados Unidos. A partir de esa fecha realiza numerosos viajes por Norteamérica y casi toda Europa. Sus viajes incluyeron visitas a Turquía, Siria, Libia, Palestina y Egipto. Visitó México en 1937, varios países de América del Sur entre 1946 y 1947 y las Islas Canarias en 1947 y 1951, donde fue declarada hija adoptiva..
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